lunes, 7 de septiembre de 2009

BALAZOTE




Un lindo gatito en busca de su alimento


Una linea continua en la Mancha

Alpacas

Camino de Balazote entre maiz

La noche nos confunde

Martes 04-08-09. 90 km

La noche anterior ya había notado que la colchoneta se desinflaba y en ésta lo pude corroborar. Me desperté varias veces notando las piedras buscando camino entre mis huesos. La mañana era algo fría y tuve que ponerme algo de manga larga mientras desayunaba.
Nos detuvimos en una gasolinera a comprar agua y yo me di cuenta que llevaba la cubierta de la rueda trasera rajada. Rezaba para mis adentros suplicando que no reventara por que sino la faena era mia para poder encontrar otra de recambio ya que estabamos a 50 km de Albacete.
Vastas llanuras se extendían a nuestro alrededor con largas rectas que se perdían en lontananza. El viento por primera vez lo teníamos a favor y podíamos rodar a una media de 25 km/h. En 2:20 horas ya estavamos en Albacete. Fuimos directos a la tienda de bicis que regenta mi primo Jesús a hacerle la visita y de paso comprar una cubierta nueva. Después de haberle puesto una cubierta y hacerle unos ajustes en la bici de Quico nos fuimos a un restaurante a comer con mis primos José y Jesús. Durante la comida comentamos la ruta que íbamos a seguir para llegar a la Ossa y nos sugirieron que fuéramos por Balazote, Lezuza y El Bonillo ya que la carretera es mucho más tranquila y los paisajes más bellos. Mi idea era coger la N-430 dirección Barrax con su interminable recta de 30 km y la verdad es que esta carretera es mucho más monótona y con un denso tráfico. Mi primo Jesús en un acto de generosidad nos invitó a comer, nosotros queríamos pagárselo pero él no quiso aceptarlo. La hospitalidad de mi primo no se había acabado y nos llevo a su casa para poder descansar. Gracias primo!
Después de hacer unas compras, salimos de Albacete a la 19:30 horas dirección Balazote por la N-322. La carretera era un ir y venir de camiones y el estrés se iba apoderando de nosotros. Temíamos que se nos hiciera de noche. Al grito de, ¡pasajeros al tren! Jose tomo los mandos de la locomotora y enfilados detrás de su rueda nos llevó con la lengua fuera hasta Balazote. Fuimos en busca de un hostal pero el que había ya hacía años que estaba cerrado. No quedaba más remedio que buscar un lugar donde acampar. La noche se nos echó encima y acampamos en las afueras del pueblo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario