martes, 11 de agosto de 2009

ENGUERA

Subiendo a Barx


Lavadero de Enguera


Convento Carmelitas Descalzos

Cervezitas

El chef


Domingo 02-08-09. 95 km.

El día era perfecto para emprender el viaje. Ni una sola nube ensuciaba el cielo azul y nosotros ansiosos por devorar kilómetros. A los pocos kilómetros tuve el primer susto. Quico hizo el afilador en mi rueda trasera y se calló. No se hizo nada pero yo me llevé un buen sobresalto. De Oliva a Gandía fuimos por un carril bici rodeados de naranjos y con el pico del Mondúber al fondo. Era domingo y a esas horas de la mañana ya había mucha gente con la bici y corriendo a pie. Salimos de Gandía dirección a Barx y la carretera empezaba a tener un pequeño desnivel hacia arriba pero en pocos kilómetros se conviertieron en fuertes rampas que llegaban a alcanzar un desnivel del 10%. El paisaje era espectacular, rodeados de montañas revestidas de vegetación y un aroma que nos endulzaba el olfato. En la Drova nos detuvimos a almorzar y a llenar los bidones de agua en la fuente para poder continuar camino. Pasamos Barx y subimos unas fuertes rampas por un camino secundario donde apenas nos pasaron dos o tres coches y de repente una bonita bajada hasta pla de Corrals. Al salir a la carretera, para nuestra sorpresa vimos una señal que indicaba Xàtiva a 13 kilómetros. Nuestra meta de hoy la habiamos puesto en Xàtiva y llegabamos a ésta a las 12h, cosa que me satisfació mucho al haber cubierto 63 km en poco tiempo y con la carretera picando hacia arriba. Buscamos la carretera que nos llevaría a Cerdá. En el parque del pueblo comimos e hicimos la siesta bajo la sombra de los pinos ya que hacía mucho calor para seguir.
Tras haber repuesto las energias con un plato de tortellinis a la boloñesa, unas cervezas y una merecida siesta, emprendimos la marcha hacia L'Alcudia dels Crespins para coger la carretera que nos llevaría a Enguera. Ésta continua siendo un sube y baja y el ritmo que marca Jose empieza a hacer mella en mis piernas, puse el plato pequeño y subí al ritmo que me marcaban mis fuerzas. Al cabo de poco tiempo llegamos a Enguera. En la entrada del pueblo hay un lavadero y nos refrescamos en el gran chorro de agua que emana su grifo. Decidimos hacer un poco de turismo por sus calles y al entrar en una plaza pudimos contemplar el convento de Carmelitas Descalzos construido en el S.XVII con piedras salmantinas. Esta plaza se comunica con otra más grande por una pequeña calle y al fondo vimos un bar. Nuestros cuerpos nos pidieron a gritos que nos sentéramos en la terraza y nos tomásemos unas cervezas bien frias acompañadas con unas tapas.
A las 20:30h salimos del pueblo después de haber comprado un poco de pan para la cena y desayuno para el día siguiente. Hicimos 5 0 6 km más y encontramos un campo de olivos donde pudimos acampar con tranquilidad. Quico fue el chef de esa noche y nos preparó una suculenta cena de macarrones a la soupe du poulet acompañado con jamón de bellota empaquetado.


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