Mientras desmontaba la tienda, escuché el campaneo de un cencerro, me di la vuelta y a unos escasos metros tenía una manada de vacas. Por lo visto, había plantado la tienda por su camino de paso habitual. Me miraban fijamente con cara de asustadas y se desviaban por los lados dando tres o cuatro pasos y volviéndome a mirar.
Empecé a rodar por la vía siempre con una ligera pendiente hacia arriba, formando curvas según el capricho de las montañas. En ocasiones, la densa vegetación formaba largos tuneles donde apenas pasaban algunos rayos de sol. Al llegar al tunel Riocavado, este estaba cerrado y tuve que empujar la bici por una rampa muy dura que en algúnos tramos debía desmontar alguna alforja para hacer la bici más liviana. Una vez arriba, me dejé caer hasta la vía pero siempre frenando la bici y con mucho cuidado ya que la rampa era muy pronunciada. En algunos tramos, rodaba con un riachuelo a mi derecha y siempre de bajada, tal que no hacía falta darle a los pedales. Pasé junto al embalse de Arlanzón y allí había una manada de vacas tomanado el sol en la orilla cual extrangeros en las playas de Benidorm. Después de un par de repechos fuertes, todo bajada hasta Arlanzón adentrándome en cupidos bosques de pinos.
En Burgos entré alrededor de las 16:30h yendo primero a la catedral y paseando por el centro de la ciudad hasta que Laura acabara de trabajar.
Habíamos quedado que ella me llamaría por teléfono una vez estuviera en la catedral. Mientras yo me disponía a hacer una foto, se me acercó una chica con su bici.
-Hola ¿Estás haciendo el camino de Santiago?
-No.
-¿El camino del Cid?
-No. He hecho otra ruta.
Yo pensaba que en cualquier momento sacaría unas hojas para hacerme una encuesta.
-¿Tú eres Scar?
-Si.
-Yo soy Laura.
Después de dejar las cosas en su casa y asearme, me llevó a los lugares donde mejor pasa su destierro.
Fuimos a lo alto del castillo desde donde se ve una bonita estampa de Burgos y en los alrededores hacían un concierto. Me sorprendió gratamente ver que a las 20h hicieran un concierto y ver el ambiente que había. Tras tomarnos un par de cervezas, me llevó a el Moritos a cenar. Un bar con muy buen ambiente y la relación calidad precio es excepcional. De hecho, al día siguiente volvimos a ir con mis amigos Eli y Luisa.
De Laura diré que me encantó conocerla y que es una maravillosa persona a la que le deseo que su destierro le sea breve.
Moltisimes gracies, Laura.
En este viaje he disfrutado mucho por los lugares donde pasé, por la gente que conocí y por el hecho de haber ido solo. También es verdad que en algunos lugares he sufrido mucho y que a veces se hechaba de menos un compañero a quien contarle mis alegrías y mis penurias pero estoy muy satisfecho de haber realizado este viaje.